Con la críptica idea de un amor sublime.
Porque, de algún modo, parecía tan puro.
Tan incorrecto.
Me imaginé la eternidad en un segundo.
Justo cuando vi la puerta cerrarse frente a mi.
Sabía que era lo correcto, y estire la mano un poco más.
Nuevamente roce con la punta de mis dedos el infinito.
Volví a cerrar los ojos esperando el beso que jamás llegó.
Y di la espalda al deseo de retenerte a mi lado.
Mordi mis labios y regrese al frío de tu ausencia.
Arañe la noche como quien intenta salir de un pozo maldito.
Cubrí mis oídos para no escuchar tus pasos alejarse.
Pero aligere los míos esperando que volvieras.
Me convierto en un triste masoquista de quinta.
Que alimenta con caricias tus visitas mientras maquilla las lágrimas con sonrisas.
Cantando en sus adentros
Solo una última vez...
Una vez más...
Solo una más...
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