Caminaba por Morelos cuando de pronto, una chica jalo mi brazo y por consiguiente paso a revisarme, como en las entradas de los conciertos.
Señalando el logo de mi uniforme pregunto:
- ¿Por qué lleva eso? Viene de un área con altos grados de contaminación
para que vaya por ahí con polvo encima.
Observe tras de ella que la tienda de convivencia estaba
montada como una carpa, parecían estar realizando pruebas médicas.
Tomando en cuenta alguna extraña situación social (tal vez
porque en este momento aun pasamos por lo del civil) pasé por alto su falta de presentación
y sonreí.
-Mi ropa se ensucio y no me quedo más que ir así a casa. No estoy
haciendo paradas adicionales, no por mi
cuenta, claro está.
La chica, notando mi tono fuerte en las últimas palabras, pareció
entender la situación en que estábamos y cambiando su actitud y me explico el
motivo de su cateo.
-Estamos realizando pruebas aleatorias completamente gratis
para un censo sobre la evolución y propagación de las vacunas según el área, Si
podría ayudarnos con una encuesta nos seria de mucha utilidad.
Aun cuando su tono fue más suave, note que había un dejo de
orden en su voz. Y no tenía ninguna intensión de disculparse por su actitud
inicial ya que al terminar sus palabras hizo ademan de tomarme del brazo.
Entre acto reflejo y desdén, aparte su mano y la mire
fijamente con un poco de molestia.
Era ofensivo.
Invasión de espacio personal, actitud déspota y una falta
completa de empatía.
¿Qué rayos le ocurre a esta tipa?
¡Y todavía se ofende porque no deje que me arrastrara dentro
del lugar!
Entendía la gravedad del asunto y pensaba en participar;
pero de ahí a ser obligada hay un camino de diferencia.
-Puede estar cansada por hacer esto todo el día, pero eso no
le da derecho a ser irrespetuosa.
- ¡Es usted quien me empujo!
-Y usted la que me agredió y aun no se ha disculpado por
eso.
Una chica que vio la situación paso a intervenir:
-Buenas tardes, Si gusta pasar por este lado yo voy a
atenderla. Mi nombre es Gaby, ¿Puedo saber el suyo?
La chica solo paso de largo mientras me dirigía con Gaby a
una línea para colocar mis datos y contestar las preguntas.
Al terminar, me alinee en una fila para tomar la prueba que consistía
en inhalar y exhalar algún tipo de medicamento (que en mi sueño tenía mucho
sentido y era inofensivo si no tenías problemas respiratorios o cardiacos) lo
cual te ayudaría a expectorar en un tubo el cual sería enviado a una centrifuga
y te darían el resultado de 15 a 20 minutos.
-Le pido disculpas por mi compañera. No sé qué le habrá dicho,
pero sé que no lo dijo con malas intenciones. Ella así es.
Mientras me paraba en el circula de pruebas, Gaby saco el
tema de su colega.
Solté un suspiro. Tal vez, preocupada por los inspectores
que patrullaban el área, estaba preocupada de que ella fuera reportada.
Pero en mi mente, algo como un interruptor se encendió.
Estaba ofendida. Tranquila. Pero agraviada.
Pensaba en que, si ella estuviese en mi lugar, habría gritado
y armado un escándalo solo con el jalón que me dio en mi chaqueta para
detenerme.
Sentía que debía recibir una disculpa como muestra de
enseñarle una lección.
-Entiendo que lo haces porque estas preocupada por ella,
pero me temo que esto no es algo por lo que tu debas disculparte, ella me ofendió
y no puedo dejarlo pasar a menos que reciba una disculpa de ella misma. Es lo mínimo
que merezco.
>>No estoy diciendo que pensaba en reportarla o
levantar una queja; eso no había pasado por mi mente hasta ahora. Pero soy
firme creyente de que una vez que alguien comete un acto como ese, lo volverá a
hacer y de ahí solo ira cuesta abajo en su vida. Es mejor ponerle un alto
ahora; tal vez no soy la persona correcta, pero con un paso se hacen caminos.
Gaby, levantando el humificador en mi cara abrió los ojos de
sorpresa por mis palabras y encendió el equipo.
-No pudo ser tan grave lo que dijo… - continúo abogando por
ella, aun en su nerviosismo.
-No es lo que dijo, es lo que hizo. Y si su actitud se ha
pasado por alto tanto tiempo hasta formarse de ese modo solo porque podría considerarse
en los estándares de belleza medianamente bonita, déjame decirte que eso no me hará
cambiar de opinión. Las personas deben ser capaces de asumir las consecuencias
de sus actos.
- ¿Entonces considera que soy sexy?
-Dije, Medianamente bonita. Debajo de hermosa y arriba de
linda. Rihanna es sexy, pero tú no eres ella… y no te pareces a ella, mucho me
temo.
Gire a mi izquierda para ver como su cara, que tenía una
sonrisa altanera se puso seria y sus ojos mostraban cuan molesta estaba al
escucharme.
-Si ya termino…
-No, aun no.- interrumpí – Y si no vino a ofrecerme una
disculpa le agradecería que me prive de su presencia señora sin nombre.
- ¡No soy una señora! – Contesto levantando la voz.
- oh, bueno, no puedo estar tan segura de que sea menor que
yo si su memoria ya está teniendo dificultades al nivel de olvidar los modales
que incluso mis sobrinos de kínder Garden conocen.
- ¿ocurre algo? – La voz de un hombre de mediana edad, tal
vez en sus 40, se acercó a preguntar.
Esto se estaba saliendo de control. Y mi paciencia estaba
llegando a su límite.
Me gire con Gaby y tome de la ampolleta que me ofrecía para
escupir.
-No. – Conteste. – Solo le explicaba a la dama que la
humildad es siempre un buen aliado. Y que la educación es primordial para abrir
puertas y no ofender a la persona equivocada. El respeto mutuo tanto en su
espacio personal como en su libre albedrio es primordial en esto de las
intercomunicaciones y más cuando estas solicitando un favor. También como, el
aceptar que estas equivocado, así como pedir disculpas cuando sabes que has
cometido un error y reflexionar sobre tus actos es un excelente paso para
volverte una mejor persona.
Todo esto lo dije observando su rostro, el cual comenzaba a
teñirse de un leve color rosáceo.
- ¿Qué edad tiene? Después de un momento me pregunto el
caballero.
-Creo que está subestimando mi paciencia señor. – Le sonreí.
El hombre, más alto que yo, me observaba con curiosidad. Parecía
entender con mis palabras el motivo de la situación y consiente de mi molestia,
paso a ver a Gaby y la otra chica.
Ella, queriendo minimizar la situación se interpuso entre él
y yo.
-Bueno, ya se hizo la prueba y solo queda que espere por aquí.
No es para causarle problemas a los demás.
Pero eso solo causo que todo comenzara a dar vueltas por mi
cabeza.
¿En serio? Bueno, no era como si realmente creyera que
sufriera una iluminación al estilo la rosa de Guadalupe y nos volviésemos amigas,
pero… lo sentí el colmo.
-En eso se equivoca “señorita” –conteste cerrando los ojos
para intentar calmarme- porque si usted tiene la idea de que el fin justifica
los medios no podría estar más alejada de la realidad. Claro que si es alguien
que puede darse esos lujos no soy quien para corregirla; incluso me inclinaría ante
usted. Pero aun no eh escuchado ni su nombre ni su disculpa. Y tomarme el
atrevimiento de decir, que si se encuentra haciendo esto es porque no tiene
esos medios por lo que su ego no le hace honores a su actitud. Como dije antes,
hay que saber ser humildes.
>>Le proporcionare un ejemplo de ello. – me gire a
tomar mis cosas de la silla mientras firmaba la forma que me ofrecían con los resultados
de la prueba. – fuera del agravio que me hizo sufrir, le agradezco a usted y
sus compañeros por dejarme ser una buena persona y participar en su censo.
Espero que mi participación les sea de utilidad. Y a usted – le dije mirándola fijamente
– la perdono. Y lo diré dos veces, la perdono.
En este punto me di cuenta que el lugar estaba en completo
silencio.
Algo pequeño se había vuelto un completo espectáculo. Era tan
humillante para ambas y solo quería irme, pero mi boca seguía diciendo cosas.
-Tal vez, esta es la primera vez que alguien le dice esto así
que espero que se vuelva memorable para usted. Y me disculpo por
malinterpretarla; justo ahora estoy pensando que, el jalarme para detenerme y
registrarme frente a tantas personas tal vez me estaba coqueteando. No sé si le
ha servido antes, pero hay personas a las que no nos gusta que nos toquen
desconocidos y mucho menos que nos mangoneen. En definitiva, esa no es una
primera buena impresión. Le deseo una excelente vida y le aconsejo que cambie
de táctica, aunque claro, siempre hay un roto para un descosido.
Me di la vuelta y lentamente comencé a tomar conciencia.
Escuché que algo decía, pero no podía entenderla y al mismo
tiempo empecé a volver a la realidad.
Desperté con un sentimiento de alegría y realización.
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